La clorosis, en botánica, es la condición de una planta, en la que sus hojas no producen suficiente clorofila.
Las hojas tienen un color diferente al normal: verde pálido o amarillento.
Puede deberse principalmente a la falta de nutrientes que intervienen directamente en el funcionamiento de esta molécula responsable del proceso de fotosíntesis en las plantas.
Puede provocar la muerte de la planta debido a su reducida capacidad para producir carbohidratos.
Es el síntoma común de una planta enferma. La clorosis es un síntoma común de una planta enferma (las hojas se vuelven amarillas), pero cada tipo de coloración amarillenta tiene una razón.
Aprenda aquí cómo comprender por qué sus plantas se volvieron amarillas y bríndeles lo que necesitan para resolver el problema. Puede ser que exista falta o exceso de agua, falta de nutrientes esenciales, ya sea por ataques de animales (plagas como pulgones, cochinillas, orugas) o enfermedades bacterianas y virales.
La clorosis ocurre cuando hay poca clorofila en las hojas de la planta o se ha degradado. Y la deficiencia de clorofila ocurre cuando la fotosíntesis, por alguna razón, es deficiente. Esto significa enfermedad para la planta porque la fotosíntesis es nada más y nada menos que la forma en que la planta transforma los alimentos en energía.
Entonces, si la planta está enferma, no puede alimentarse bien o no obtener energía, morirá si no resuelves el problema.
Las deficiencias más habituales y cómo solucionarlas.
1) Deficiencia de nutrientes
Las plantas necesitan 13 minerales esenciales, y si estos no están disponibles en el suelo, sufrirán a menos que usted los proporcione. Los principales son N – nitrógeno, P – fósforo y K – potasio, que ofreces con la introducción de compost orgánico bien curtido o en productos líquidos o granulados, disponibles en el mercado.
Le siguen en importancia Ca – calcio, Mg – magnesio y S – azufre, también presentes en el compost orgánico y la cal para encalar (se necesitan 3 meses antes de la siembra).
Los otros elementos se necesitan en pequeñas cantidades – B – boro, Cu – cobre, Fe – hierro, Cl – cloro, Mn – manganeso, Mo – molibdeno y Z – zinc – que se pueden encontrar en recortes de césped, hojas de árboles y otros orgánicos materia, por tanto, en el abono bien curtido.
Haga un análisis del suelo para detectar escaseces o, si no puede, fertilice su suelo más a fondo y observe. Consulte la infografía para determinar qué tipo de clorosis está ocurriendo en sus plantas.
2) Insectos, hongos y enfermedades bacterianas o virales
Las manchas se encuentran en algunas hojas o partes de la planta, las hojas pueden tener pequeños agujeros, o estar podridas en los bordes, o solo en las venas, o puede encontrar manchas en el tallos, o debajo de las hojas, o agrupaciones de insectos, colonias o manchas aceitosas oscuras, por ejemplo.
Existen multitud de síntomas visuales para las enfermedades fitosanitarias, pero puedes tener buenos resultados con algunas acciones prácticas, incluso si no sabes qué enfermedad es.
Use repelentes orgánicos, cambie la tierra en la maceta, fertilice mejor, rote los cultivos y mantenga la tierra bajo humedad controlada (el exceso de humedad o la falta de luz pueden aumentar la cantidad de hongos y otros patógenos), saque las hojas dañadas, no deje ninguna La planta enferma permanece en la maceta o al pie de la planta.
Y si toda la planta está enferma, tira todo, tierra y escombros, lejos. Dependiendo de la causa, el patógeno, es factible tirar los restos en tu abono orgánico.
3) Riego e insolación
Las plantas necesitan distintas cantidades de luz y agua, respeta la idiosincrasia de cada especie y asegúrate de que siempre haya un buen drenaje en tus macetas y jardín. Por lo tanto, intente mover el jarrón: si está a la sombra, sáquelo al sol, si está en el viento, colóquelo en un lugar más protegido.
Observe la tierra en las macetas, si está apisonada, cambie y mejore el drenaje del fondo, con grava, arena, y ponga bolitas de arcilla o astillas de madera en la superficie para preservar la humedad.