Tú que ya has tomado la decisión de dedicar tiempo y espacio en tu casa o apartamento para cuidar las plantas, no puedes dejar de entender qué comen y qué necesitan para mantenerse saludables. Como cada planta necesita ciertos nutrientes, es necesario mantener el suelo bien abastecido.
El fertilizante es el «alimento» de la planta. Es una sustancia mineral u orgánica, natural o sintética, que aporta uno o más nutrientes a las verduras.
Una de las posibles clasificaciones de los fertilizantes se refiere a la naturaleza química de los nutrientes, que pueden ser minerales, orgánicos u organominerales.
Mucha gente confunde esta clasificación, pensando que hay elementos nocivos en el fertilizante. Estos elementos están comúnmente presentes en pesticidas y pesticidas químicos, pero pueden ser reemplazados por productos naturales como el aceite de neem.
Cuando le preguntas a diferentes personas qué fertilizante prefieren, puede comenzar un debate interminable. Existen diferencias significativas principalmente entre los fertilizantes orgánicos y mineros en términos de disponibilidad de nutrientes y efectos a largo plazo en el suelo, las plantas y el medio ambiente.
Características de los fertilizantes
fertilizantes organicos
Se derivan de restos de materia orgánica o subproductos de organismos vivos. Esencialmente son los que tienen carbono en su composición. Son digeridos por bacterias que liberan lentamente lo que la planta necesita en el suelo.
Dado que los fertilizantes orgánicos tienen una baja cantidad de elementos clave (potasio, nitrógeno y fósforo), se debe utilizar una gran cantidad. Sin embargo, existen fertilizantes de acción rápida como el guano de murciélago, la harina de pescado y el humus de lombriz.
- Ventajas: mejora la estructura del suelo; Eliminar la posibilidad de fertilización excesiva; Riesgo muy bajo de generar elementos nocivos para las plantas, como las sales; Son biodegradables, sostenibles y renovables; Se puede hacer en casa.