Cuando se tienen unas pocas colmenas para hacer la miel, es importante estar familiarizado con el ciclo del colmenar para no cometer errores y practicar las cosas correctas en el momento adecuado.
A los períodos de actividad intensa siguen períodos de descanso; corresponde al apicultor saber reconocerlos para realizar el trabajo correctamente.
La colmena en invierno
Con el frío, la actividad de la colmena se reduce al mínimo. Toda la energía se gasta en alimentar a la colonia para mantenerla caliente. Para ello, la colonia forma una bola bien concentrada en el centro de la colmena para protegerse del frío. Por eso las abejas nunca deben ser molestadas en invierno, porque si la cohesión de esta «bola» se rompe, ¡la supervivencia de las abejas está en juego! El trabajo invernal del apicultor se limitará a proteger la colmena del mal tiempo y los depredadores.
La colmena en primavera
Cuando la temperatura sube por encima de los 11°C, las abejas empiezan a salir lentamente.
Cuando supere los 15°C, será el momento de hacer la famosa visita de primavera. Muy importante, nos permite comprobar el estado sanitario de la colmena y la calidad de la cría. La cría debe estar bien apretada en el centro y extendida en al menos 3 cuadros.
También es el momento en que el apicultor comprueba las reservas de miel, que, si no hay suficientes, tendrán que ser complementadas con la alimentación.
También es hora de limpiar la colmena y desinfectar o reemplazar algunos marcos (3 por año en promedio) especialmente si son negros. Esto evita el riesgo de propagación de enfermedades y limita el enjambre.
Sin embargo, si esto último ocurre, póngase la ropa protectora para recuperar el enjambre y transferirlo a una colmena equipada con alimentos y tratada contra la varoa.
Colocar un alza permitirá cosechar la miel de primavera y verano, especialmente si la floración es abundante y las temperaturas son altas.
La colmena en verano
En verano el calor está en su punto más alto. Mantenga siempre el agua cerca de las colmenas para que las abejas puedan regular la temperatura interna de su hábitat.
El verano es también el momento en que las abejas comienzan a acumular sus reservas de miel. Es hora de que el apicultor recoja las cimas de la miel, recoja la miel y la procese si es necesario.
Al final del verano, agrupa las colonias más débiles con las más fuertes para preparar este pequeño mundo para el invierno. La alimentación puede comenzar en este momento si las cantidades de miel no son suficientes para pasar el invierno.
La colmena en otoño
Las abejas siguen buscando comida mientras la temperatura siga siendo suave. El madroño, el brezo, la hiedra y el aster son las flores preferidas durante este período. La reserva de miel debe ser lo suficientemente grande para pasar el invierno en paz y tranquilidad. Para ello se requiere un mínimo de 15 kg. Si no es así, alimenta a la colonia con jarabe o miel, o incluso azúcar de caramelo. Las obreras llevarán la miel de los restantes compartimentos al cuerpo de la colmena para que sea accesible en invierno.
Limpie el área alrededor de la colmena podando las ramas que puedan caer sobre ella con fuertes vientos y cortando la hierba circundante.
Tabla de contenidos