Esencial para el equilibrio del suelo, los colémbolos son una gran familia de animales pequeños, discretos pero eficientes. En los bosques, praderas o en el compost, trabajan a la sombra, lo que es esencial para la calidad del suelo.
Imagen> Collembols presentes en el abono o son útiles para la descomposición de materiales orgánicos
Los símbolos de los animales desconocidos
Ya presentes en la Tierra hace 400 millones de años, los colémbolos son pequeños animales que viven en todos los ambientes en contacto con el suelo. Tierra, rocas, troncos, sótanos de viviendas abundan con su discreta presencia. Algunas especies también habitan en las copas de los árboles de las zonas tropicales.
Una vez clasificados como insectos primitivos, hoy en día se consideran hexápodos y se dividen en más de 3000 especies. Estos pequeños bichos, con un tamaño promedio de 2 mm, no tienen alas. Todos tienen antenas, un cuerpo segmentado y órganos específicos como la furca y la retinácula colocados bajo el abdomen que permiten al animal impulsarse hacia adelante. El colóforo es otro órgano específico ubicado en el interior del abdomen que se utiliza para aspirar nutrientes líquidos y para moverse sobre superficies lisas; este órgano también se utiliza para la respiración del animal.
Las colémbolos pueden adoptar muchas formas con un cuerpo a veces fornido y blando, a veces más alargado y cubierto de segmentos duros y brillantes. El color varía según la especie y el lugar donde viven. En la superficie, los tonos son a menudo más vivos (rosa, verde, índigo, rojo, amarillo…) mientras que en el subsuelo se limitan al blanco, beige o marrón.
Una vez fuera del huevo, los colémbolos mantienen la misma apariencia durante toda su vida, pero mudan frecuentemente.
Los colémbolos son criaturas gregarias que viven en grandes colonias, su densidad en un suelo bien equilibrado y rico en materia orgánica puede alcanzar los 10 millones de individuos por metro cúbico.
Intereses de los colémbolos en el suelo
Su acción sobre la calidad del suelo es esencial porque microfragmentan la materia orgánica, alimentándose de plantas en descomposición, hongos, microalgas e incluso bacterias. Participan en la difusión de esporas de hongos, la aireación del suelo y la microporosidad.
Por lo tanto, un suelo que contiene muchos colémbolos es mucho más equilibrado y fértil, ya que participan en el proceso de descomposición y transforman la materia orgánica ingerida en humus fértil que proporciona nutrientes esenciales como el potasio o el nitrógeno. Estos pequeños animales ayudan a diseminar la microflora y al mismo tiempo regulan el desarrollo de ciertas especies de hongos que son patógenos para los cultivos.
El número de colémbolos por metro cúbico es un buen indicador de la calidad del suelo.
Están muy presentes si el contenido de humus y humedad es alto y mucho menos en suelos secos, pobres o contaminados. Los científicos también las utilizan para evaluar la ecotoxicología de los suelos o para analizar el impacto de los cambios en las técnicas agrícolas.