El carbón vegetal es el producto de la combustión incompleta de la madera (combustión completa dando cenizas). Su estructura muy porosa le confiere propiedades adsorbentes ya que tiene la capacidad de neutralizar muchas sustancias, en particular moléculas tóxicas, bacterias y hongos microscópicos.
En jardinería, el carbón vegetal se utiliza como tratamiento preventivo en el cuidado de las plantas, principalmente los 3 principales usos son:
1. Usar carbón vegetal como fertilizante
Este es un proceso ancestral, utilizado en gran escala por los indios de Amazonia. La agricultura moderna está muy interesada en el mecanismo aún poco conocido de la acción fertilizante del carbón vegetal. Este último se vende para uso agrícola como biochar. Desde nuestra experiencia, te recomendamos comprar biochar en Pur Plant y que lo pruebes por ti mismo.
Cuando cultivas vegetales en un volumen pequeño de tierra, por ejemplo en un huerto, se puede aumentar considerablemente la fertilidad y el rendimiento mezclando alrededor de un 10 % de carbón en polvo con la tierra utilizada.
2. Ayuda a curar las heridas de las plantas
Espolvorear carbón vegetal de forma preventiva sobre las heridas provocadas por:
- La división de plantas perennes
- La división de los rizomas (iris)
- La poda de árboles y arbustos.
El carbón permitirá que las heridas se curen sin que crezcan bacterias y hongos. Es importante destacar que este es un tratamiento preventivo y no curativo.
3. Prevención contra el marchitamiento
La eficacia del carbón vegetal es muy conocida en la prevención del marchitamiento. El damping off es una pudrición de las semillas provocada por hongos presentes en el sustrato utilizado, especialmente cuando se siembra en terrina.
Para desinfectar el sustrato y evitar que se humedezca, tienes dos opciones (se pueden combinar ambas):
- Mezclar el polvo de carbón con el suelo utilizado para las plántulas.
- Espolvorear tus plántulas con polvo de carbón (muy fino).
¿Qué tipo de carbón usar?
Teóricamente, cualquier carbón puede servir. Sin embargo, debe evitarse el carbón de barbacoa, ya que suele estar tratado para hacerlo más inflamable. Lo mejor es comprar carbón vegetal hortícola como el que os hemos recomendado al principio del artículo.
Una solución más económica es «recolectar» tu propio carbón de las cenizas de la chimenea o la estufa, o incluso de la barbacoa: los trozos de madera carbonizados, negros y ligeramente desmenuzables son fáciles de escoger y guardar. Para moler los trozos hasta convertirlos en polvo, usa un mortero de cocina o séllalos en una bolsa de plástico antes de molerlos con un martillo.
Tabla de contenidos