Generalidad
Annona cherimola es un árbol pequeño, de hasta 7 m de altura, erecto, de follaje abierto, con ramas peludas y grisáceas. Las hojas son alternas, elípticas, de 10-25 cm de largo y 5-7 cm de ancho, de color verde opaco en el dorso y pilosas en el envés; caen en primavera, justo antes de brotar, a partir de abril. Las flores se desarrollan en las ramas de un año y luego en la base de las yemas y pueden ser solitarias o agrupadas en 2-3. Las flores son protóginas, la fase femenina dura dos días seguida de la masculina que dura unas horas, por lo que existen dificultades en la polinización. La floración es gradual y dura unos meses, en Italia se produce a partir de mayo. La fertilización es entomofílica, operada por insectos muy pequeños, en algunos países se realiza de forma manual. Los frutos tienen una forma variable que puede ser esferoidal, ovoide, cónica y puntiaguda, con una longitud de 7-12 cm. La pulpa tiene una consistencia cremosa, blanquecina, con un sabor agridulce y envuelve las semillas que son numerosas, duras, oscuras y fácilmente separables de la pulpa.
Clima y terreno
La chirimoya Annona es originaria de zonas tropicales, pero en altitudes superiores a los 1000 m (tierras altas andinas de Ecuador y Perú), por lo que crece bien en climas subtropicales y templados cálidos.
Las temperaturas óptimas para el desarrollo de la anona son 18-25 ° C en verano y 5-18 ° C en invierno, mientras que si descienden por debajo de cero la planta sufre graves daños; también es sensible a las heladas. En cuanto a suelo es adaptable, de hecho también se adapta a suelos arcillosos y calcáreos, pero bien drenados. Se cultiva en toda América del Sur, en América central, en California, en la India, en África, en las regiones del sur de Europa, en el Medio Oriente y en Australia; España es el primer productor mundial, mientras que en nuestro país se cultiva en la provincia de Reggio Calabria.
Variedad
Los cultivares de anona se distinguen entre sí en función de la forma del fruto y el tiempo de maduración, en su mayoría se seleccionan localmente, a continuación se mencionan los más importantes en las diferentes zonas de cultivo. En España las principales variedades son Fino de Jete, Campas, Mantecosa, Negrito y Cristallino; en Nueva Zelanda Reretai y Burtans, mientras que en California Booth, Chaffey, Whaley, Carter y Bonita. Entre los cultivares más comunes en Latinoamérica se mencionan Sander, Namas, Chavez, Kumbe, Chiuna temprana y tardia (Perú), Concha Lisa, Broncheada (Chile), Royale y Bosque (Ecuador).
<h2 title="Técnicas de cultivo – flor anona «>Técnicas de cultivo
La Annona cherimolase propaga por semilla, obteniendo las plántulas de franco que, un año después de la siembra, realizada en febrero-marzo, se injertan en abril o septiembre. El sistema de formación adoptado es el jarrón, con las ramas principales que se insertan en el tallo a 60-80 cm del suelo, con vanos de plantación de 6 X 5 my 7 X 5 m, son bastante grandes debido a la copa de un La planta adulta asume un tamaño considerable. Las operaciones de poda se realizan todos los años y consisten en acortar las ramas de un año poco antes de la brotación, porque se espera que las hojas caigan, para evitar que las formaciones fructíferas empujen hacia arriba; Además, se eliminan las ramas que están demasiado juntas que crean competencia y las que tienen un ángulo estrecho con el tallo. La fertilización debe ser oportuna y continua, con nitrógeno, el fósforo y el potasio se dividen en 2-3 veces, la primera administración debe realizarse en febrero-marzo; Los aportes de nitrógeno hacia el final del verano empeoran la calidad de la fruta, que se agrieta con mayor facilidad. El riego es necesario durante el período seco, ya que favorece el cuajado, en los meses de septiembre y octubre en ausencia de lluvias es imprescindible intervenir porque, en la cuenca mediterránea, en este período se da el máximo crecimiento del fruto. Entre los parásitos vegetales recordamos la antracnosis, que daña flores, frutos pequeños y los frutos más grandes, podredumbre en las raíces y en el cuello, ahumado y marchitez bacteriana, esta última muy peligrosa en Australia; los insectos dañinos son la mosca de la fruta, la polilla y las cochinillas. la primera administración debe realizarse en febrero-marzo; Los aportes de nitrógeno hacia el final del verano empeoran la calidad de la fruta, que se agrieta con mayor facilidad. El riego es necesario durante el período seco, ya que favorece el cuajado, en los meses de septiembre y octubre en ausencia de lluvias es imprescindible intervenir porque, en la cuenca mediterránea, en este período se da el máximo crecimiento del fruto. Entre los parásitos vegetales recordamos la antracnosis, que daña flores, frutos pequeños y los frutos más grandes, podredumbre en las raíces y en el cuello, ahumado y marchitez bacteriana, esta última muy peligrosa en Australia; los insectos dañinos son la mosca de la fruta, la polilla y las cochinillas. la primera administración debe realizarse en febrero-marzo; Los aportes de nitrógeno hacia el final del verano empeoran la calidad de la fruta, que se agrieta con mayor facilidad. El riego es necesario durante el período seco, ya que favorece el cuajado, en los meses de septiembre y octubre en ausencia de lluvias es imprescindible intervenir porque, en la cuenca mediterránea, en este período se da el máximo crecimiento del fruto. Entre los parásitos vegetales recordamos la antracnosis, que daña flores, frutos pequeños y los frutos más grandes, podredumbre en las raíces y en el cuello, ahumado y marchitez bacteriana, esta última muy peligrosa en Australia; los insectos dañinos son la mosca de la fruta, la polilla y las cochinillas. Los aportes de nitrógeno hacia el final del verano empeoran la calidad de la fruta, que se agrieta con mayor facilidad. El riego es necesario durante el período seco, ya que favorece el cuajado, en los meses de septiembre y octubre en ausencia de lluvias es imprescindible intervenir porque, en la cuenca mediterránea, en este período se da el máximo crecimiento del fruto. Entre los parásitos vegetales recordamos la antracnosis, que daña flores, frutos pequeños y los frutos más grandes, podredumbre en las raíces y en el cuello, ahumado y marchitez bacteriana, esta última muy peligrosa en Australia; los insectos dañinos son la mosca de la fruta, la polilla y las cochinillas. 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