La barbacoa
Los mejores lugares
A pesar de todas estas características que en absoluto ayudan a disfrutar de la querida barbacoa, los italianos usamos la imaginación y la inventiva que nos han hecho grandes y famosos en el mundo para poder superar las adversidades que nos impedirían hacer nuestra barbacoa. Y es por ello que en nuestro país también se hace un asado en un pequeño balcón de la casa, en un gran balcón (obviamente, si se hace en el pequeño …), en una terraza o en un balcón, o incluso en el jardín, para aquellos que tienen la suerte de tener una casa con jardín privado adjunto. Desafortunadamente por esta inventiva, a menudo tenemos peleas, también porque el italiano también es un poco pendenciero por orgullo. Por ejemplo, hay quienes discuten con el vecino de arriba, porque claramente los vapores de la barbacoa hecha en el balcón subirán y perturbarán la respiración del vecino o harán que la ropa que cuelga se seque sucia y maloliente. Pero no es solo esto, pueden pasar muchas otras cosas. En general, el mejor lugar nos parece una terraza bien alejada de los picos de otras edificaciones y también un jardín privado, en el que la relación con el vecino es positiva y amistosa porque de todas formas llegarán unas nubes de humo aunque los dos estemos. en el piso.
Tipos de barbacoas
Pero, ¿por qué la barbacoa produce este humo tan desagradable para los vecinos? Digamos de inmediato que el tipo de barbacoa más utilizado es el italiano “fornacella”, es decir, las pequeñas brasas (a menudo plegables y almacenadas en espacios reducidos) que a muchas personas les gusta tener en casa aunque se utilicen raramente. Estas brasas se alimentan a través del carbón o sus derivados modernos; estos últimos están todos compuestos por derivados del petróleo y del carbón, diseñados y empaquetados para facilitar y agilizar la operación de encendido y también el mantenimiento del fuego. Esto sucede porque el carbón vegetal original es una herramienta difícil de manejar, ya que requiere experiencia y conocimiento, tanto para encenderlo como para llevarlo a la temperatura adecuada, para que no se queme ni llene de humo la comida. Si bien hemos encontrado una forma de facilitar el cuidado del fuego de barbacoas y pequeñas brasas, todavía no hemos encontrado la forma de evitar que se produzca ese humo típico de las brasas fósiles, que también caracteriza a nuestros coches. Y son precisamente estos humos los que llegan a molestar a nuestros vecinos.