Aamélis es un arbusto que se originó en Asia y es conocido por su follaje decorativo y su floración. La planta pertenece a la familia Hamamelidaceae.
Tiene un tallo erecto y ramificado, con ramas muy abiertas, poco densas. Las hojas son ovaladas, alternas, pubescentes, pecioladas cortas, con nervaduras bien marcadas y pueden ser de color verde o tostado, según la variedad.
Las inflorescencias aparecen en primavera y se caracterizan por pequeños grupos de flores con pétalos estrechos, como cintas, y ligeramente curvados. Estos racimos pequeños y llamativos parecen una araña y pueden ser de color rosa, blanco o rojo.
Con un aspecto informal y elegante, el amamélis es una buena opción para los jardines de montaña. No necesita poda, pero puedes podarlo para renovar el follaje y conseguir una forma más compacta.
Amamélis también se conoce como la flor china con flecos. Existen dos formas conocidas de esta flor en la actualidad, una de las cuales es de color amarillo pálido o blanco, que tiene exuberantes hojas verdes.
La otra variedad es de tonalidad más rosada, con pétalos de un rosa intenso o más claro, con hojas que varían de un tono de rojo bronce a verde oliva o burdeos cuando la planta está lo suficientemente madura.
Por supuesto, esto depende de la selección de plantas y las condiciones de la atmósfera, la temperatura y el tipo de suelo mientras crecía.
El amamélis es una planta que presenta hojas durante todas las estaciones del año, dando la impresión de estar siempre verdes, que forman capas horizontales. Las hojas se disponen alternativamente, alcanzando 5 cm de largo y 3,5 cm de ancho, provocando una sensación abrasiva al tacto.
También se puede realizar como árbol pequeño, con un solo tallo. El amamélis se presta para plantar solo o en grupo, siendo excelente para setos y bordillos.
Sin podar, puede alcanzar hasta 4 m de altura. Hay muchos cultivares de amamélis, muchos de los cuales también se pueden plantar en macetas.
Su ciclo de vida es perenne y su cultivo debe realizarse en lugares con media sombra o luz solar constante, en suelo fértil, con poca acidez, periódicamente regado y enriquecido con materia orgánica.
A la planta le gusta un clima templado y soporta un frío moderado. Cuando está bien establecido, tolera el calor y la sequía durante un corto período de tiempo.
Su cultivo debe ser a pleno sol, en suelo fértil, ligeramente ácido, enriquecido con materia orgánica y regado regularmente.
Las podas de formación y renovación deben realizarse después de la floración. Su multiplicación se puede realizar mediante semillas, esquejes y acodos.
