La cola de mono es una planta de la familia Opuntiaceae y su origen es de América del Sur – Bolivia. Con su largo tallo cubierto de finas espinas blancas, el cactus cola de mono crea un gran efecto en jarrones o jardineras colgantes.
Esta es una de las pocas especies de cactus que sobresalen; puede notar que la mayoría de estas suculentas crecen en un globo o están erectas, como la silla de la ley, por ejemplo, o el mandacaru.
Esta particularidad hace que estas “colas” blancas sean muy buscadas en jardines verticales y cubiertas verdes, precisamente las técnicas que más necesitan plantas resistentes al sol y de bajo mantenimiento, preferiblemente con crecimiento pendiente.
El cactus de cola de mono da flores y frutas coloridas
Si alguna vez te ha encantado la cola de mono, solo puedes esperar ver las flores rojizas que produce en primavera y verano. Son grandes y delicadas, aunque no muy duraderas, secando en pocos días para dar paso a la baya roja que sujeta las semillas.
Puede usarlos para reproducir la especie, pero es mil veces más fácil hacer plántulas de cola de mono cortando pequeños trozos del tallo.
Cómo obtener plántulas de cactus cola de mono
Hay tres trucos para hacerlo bien. La primera es dejar secar la cicatriz con unas gotas de extracto de propóleo (sin alcohol), un producto contra hongos y bacterias que se encuentra en cualquier farmacia.
Cuando notes que la cicatriz de poda está seca, lo que pasa unos dos o tres días después de cortar la plántula, entonces sí, entierra la punta en una mezcla de sustrato para plántulas y arena en partes iguales.
El segundo consejo es cuidar la capa de drenaje en el fondo de la maceta, ya que, como un buen cactus, la cola del mono es una planta con sol fuerte y suelo bien drenado.
Regar en abundancia, cuidando de no mojar la plántula, y dejar la maceta en un lugar soleado.
El tercer y más importante truco es fertilizar con bokashi o harina de huesos cada tres meses, para asegurar que la cola del mono tenga la energía para florecer mucho.
Durante el invierno, deje suficiente tiempo entre riegos para que el suelo esté completamente seco durante tres semanas, luego riegue abundantemente y deje otro período largo sin agua. Esto favorece la floración y previene las enfermedades.