Arbusto o cenador frutal originario de las regiones montañosas del sur de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Es de la misma familia que otras plantas nativas, como pitanga, jabuticaba y guayaba.
Es un género de la familia Myrtaceae que incluye una sola especie, Acca sellowiana comúnmente conocida como guayaba de montaña, guayaba silvestre, guayaba de campo o guayaba de piña.
Es conocido por sus frutas aromáticas y sabrosas, y se consume ampliamente en Europa, Estados Unidos y Oceanía, principalmente en Nueva Zelanda, su principal mercado productor y consumidor. En Brasil aún es poco conocido.
Esto se atribuye a que es una planta aún poco domesticada y sus frutos son bastante perecederos después de la cosecha, que no duran más de dos semanas. La piel es verde, independientemente de si la fruta está madura o no. La pulpa es dulce y ácida y se dice que tiene un sabor parecido a la guayaba, la piña y la fresa.
Cada fruta contiene de 40 a 100 semillas blancas duras, similares a las semillas de guayaba. Tanto las flores como los frutos son devorados con avidez por las aves silvestres. La polinización se lleva a cabo por abejas y pájaros.
Al tener la capacidad de autopolinizarse y producir frutos sin polinización externa, la feijoa aumenta considerablemente su productividad si hay otros individuos cercanos disponibles para la polinización cruzada.
Los pétalos de la flor de feijoa son dulces y comestibles también, y se utilizan en ensaladas y para decorar platos. La fruta se come cocida o, más a menudo, fresca, simplemente partida por la mitad y se come con una cuchara, como postre. Con él podrás preparar multitud de preparaciones culinarias.
La feijoa destaca en el paisajismo principalmente por sus hermosas flores. Permite la poda de formación, lo que deja la copa más densa, aunque perjudica la producción de frutos.
Para estimular la producción de frutos, es aconsejable dejar el dosel limpio y ventilado. También es ideal para cultivar en macetas, adornar patios, balcones y otros espacios al aire libre pavimentados.
Debe cultivarse a pleno sol o media sombra, en suelo fértil, profundo, enriquecido con materia orgánica y regado en el primer año de implantación.
Después de estar bien establecida, la feijoa tolera períodos cortos de sequía, sin embargo, para una mayor producción de frutos, no debe faltar agua durante la floración y fructificación. Prefiere un clima subtropical, con al menos 50 horas de frío para una producción satisfactoria de frutos.
Tolerante a las heladas, sufriendo solo daños menores en caso de heladas fuera de temporada. Teme el viento intenso.
Su multiplicación se realiza mediante semillas, esquejes e injertos. Las semillas germinan entre 40 y 90 días después de la siembra. Trasplante de plántulas de 40 cm o más en días nublados.
La producción comienza entre 4 a 9 años después de la siembra, dependiendo del origen de las plántulas, el cultivar elegido y la adaptación al medio, entre otros factores.