¿Alguna vez has oído hablar de la flor de edelweiss? Es una planta pequeña rodeada de pétalos blancos, con un centro amarillento y brácteas que se asemejan a una estrella. Aunque suene difícil, la pronunciación es bastante simple: dicen “edelvai s”, ¡y tú también puedes escribirlo de esa manera!
La flor edelweiss es originaria de Europa. También llamado el diente de león, la flor Edelweiss (Leontopodium alpinum) es de la misma familia que las margaritas.
Es originaria de las montañas y los Alpes europeos, y florece entre julio y septiembre en partes de Suiza, Austria, Francia e Italia; en estos lugares, las altitudes oscilan entre los 1.800 y los 3.000 m. Su tamaño varía de 3 a 20 cm, pero puede llegar hasta los 40 cm si se crea en forma de cultivo.
El color de la flor de edelweiss es lo que da origen a su nombre, una combinación de dos palabras alemanas. Edel se puede traducir como noble, mientras que weiss significa blanco, es decir, blanco noble o blanco precioso.
La forma de estrella y el pelaje blanco han hecho de la flor de edelweiss uno de los más grandes símbolos suizos y austriacos. Tanto es así que se considera la flor nacional de estos dos países.
Con toda su exuberancia, edelweiss es prácticamente una obra maestra. Debido a su hábitat natural extremo, grandes altitudes y nieve, su delicado cultivo lo hace aún más raro.
Descripción
Las hojas y flores están cubiertas de pelo blanco y aparecen lanudos (tomentosa). Los tallos de las flores de edelweiss pueden crecer de 3 a 20 cm y hasta 40 cm en cultivo.
Cada flor se compone de cinco a seis pequeños ramos de flores amarillas, rodeadas de brácteas en forma de estrella.
