Con 150 especies originarias de varios países asiáticos, desde la India hasta las Islas Fiji, el género Coelogyne tiene orquídeas con gustos muy variados en cuanto a clima y cultivo se refiere. Esta Coelogyne fimbriata, típica de los bosques de Nepal y China, por ejemplo, tiene poco parecido con su hermana Coelogyne cristata, de flores blancas y abanico del frío del Himalaya.
Nombre de las partes que componen la flor de una orquídea
Una planta más rústica, la Coelogyne fimbriata le gusta un clima cálido y húmedo, produce flores amarillas con dos pétalos delgados similares a «antenas» (llamados «sépalos» por los botánicos) y un Pétalo de color marrón difuso que se asemeja a un gran lenguaje, el «labelo», una estructura especial cuya función principal es atraer al polinizador. Su perfume es suave y suele pasar desapercibido.
Como todo Coelogyne, este también tiene tallos regordetes (la famosa V) que almacenan agua y nutrientes; en la época de floración, es normal que estas estructuras tengan un aspecto arrugado, ya que la planta extrae de ella lo que necesita para florecer.
Las flores nacen en parejas, de yemas que aparecen juntas, cubiertas por una “capinha”, y solo se dividen cuando una de ellas ya se ha abierto.
La orquídea crece en las rocas y necesita pocos nutrientes Al
crecer horizontalmente (llamado «simpodial» por los botánicos), Coelogyne fimbriata produce cogollos que están distantes entre sí, que pronto llenan el jarrón.
En su hábitat natural, crece directamente sobre las rocas, donde hay muy pocos nutrientes. Por eso, intenta fertilizarlo solo con NPK 20-20-20 o Bokashi, una vez cada 15 días, suspendiendo tanto la fertilización como el riego en cuanto notes la aparición de los primeros cogollos, en verano y otoño.
En plantas con muchos pseudobulbos, es recomendable poner ramitas para aguantar el peso de la planta, ya que a esta especie le gusta “salir” de la maceta.