Coroa-de-cristo es un arbusto espinoso que se originó en Madagascar y está muy extendido en Brasil, donde se utiliza como planta ornamental y como protección en cercas vivas. También se le conoce como el colchón de la novia, dos hermanos, felizmente casados, corona de espinas, martirio, dos novias, corona de nuestra señora y dos amigos.
Esta planta perteneciente al género Euphorbia consiste en un arbusto perenne de hasta 2 m de altura, muy ramificado, con largas ramas retorcidas, provisto de numerosas espinas afiladas en forma de agujas, de unos 3 cm de longitud.
Su nombre es un homenaje al barón Pierre-Bernard Milius, gobernador de la isla de Borbón en Francia, ahora Isla de la Reunión, quien donó algunas plantas de esta especie al Jardín Botánico de Burdeos en 1821.
Es semiherbácea, de espinas rígidas y hojas concentradas principalmente en la parte superior de las ramas. Tiene pequeñas inflorescencias protegidas por brácteas de color rojo, pudiendo presentar variedades de color amarillo que, dependiendo de la insolación, se tornan ligeramente rosadas.
La planta es un arbusto perenne que posee látex cáustico e irritante, que puede afectar las mucosas nasales, bucales y oculares. Cuando entra en contacto con los ojos, provoca conjuntivitis, que puede provocar lesiones más graves, provocando perforación de la córnea y ceguera.
El contacto con la piel puede causar quemaduras, ampollas y formación de pústulas. El contacto con la mucosa oral o en caso de masticación e ingestión puede provocar salivación, náuseas, vómitos e incluso diarrea.
Tienen amplias variaciones de tamaño, que van desde aproximadamente 1,5 a 2,5 m de altura, muy ramificadas, con ramas largas y retorcidas, armadas con numerosas espinas de unos 2,5 cm de longitud.
Sus hojas son alternas, simples, enteras, obovadas o espatuladas, glabras, membranosas y con pecíolos cortos.
Las flores son unisexuales, reunidas en inflorescencias ciáticas, con pedúnculos largos y brácteas rojas o amarillas.
Su uso como vallas vivientes está muy extendido. Esta planta, además de ofrecer protección, florece durante todo el año, presentando un interesante valor paisajístico. A pesar de tener abundantes espinas, su follaje verde se puede podar para que adquiera la forma deseada.
Sus flores redondeadas pueden ser rosadas, rojas, blancas o amarillas. La corona de Cristo sirve de seto, aislado o pegado a la pared, lo que lo hace bastante respetable, incluso para los animales domésticos. En este sentido, todavía podemos usarlo como borde.
Estas plantas deben cultivarse a pleno sol, preferiblemente en suelos fértiles con riegos periódicos, pero se adaptan fácilmente una vez establecidas en suelos débiles con poca agua.
Su manipulación debe realizarse siempre con guantes gruesos y con mucho cuidado, por la presencia de numerosas espinas, así como porque presenta un látex tóxico, que puede irritar las mucosas de ojos, boca y piel. Se multiplica fácilmente en invierno por esquejes.