La reina de los árboles es una especie de árbol tropical de hoja perenne que destaca por su espectacular floración. Se origina en los bosques tropicales de Birmania (Birmania), Asia, aunque actualmente es raro en su hábitat.
Tiene una copa redondeada y llena, con un tronco rugoso y pardusco, y de tamaño pequeño a mediano, alcanzando de 7 a 20 m de altura.
Sus hojas tienen de 6 a 8 folíolos oblongos, grandes, de color verde oscuro en la página superior y verde claro en la inferior. Tan pronto como aparecen, las hojas son curiosamente caídas, pálidas y rojizas, lo que crea un gran factor de interés para la planta, incluso cuando está sin flores.
Las inflorescencias son un espectáculo separado, largas y caídas, con flores de formas únicas, estambres largos y un color rojo brillante, que contrasta con pequeñas manchas amarillas. Cuando hace buen tiempo, florece durante todo el año, con más intensidad en primavera y verano. Los frutos son en forma de vaina, dehiscentes y leñosos cuando están maduros.
¡Es imposible no dejarse encantar por la reina de los árboles! No es de extrañar que muchos lo consideren el más hermoso de todos los árboles. Sus inflorescencias colgantes son verdaderas joyas de la naturaleza y realzan el proyecto paisajístico, siempre como punto culminante.
Aunque vegeta bien en nuestros jardines tropicales, siendo difícil de propagar, todavía es raro en viveros y centros de jardinería. Lo que hace que la plántula también sea muy valorada, con precios elevados.
Utilice la reina de los árboles como punto focal en espacios que le permitan ver las flores de cerca también. Es ideal para áreas con mal drenaje pero no anegadas permanentemente, donde otros árboles podrían morir.
Su cultivo debe ser a pleno sol, en suelo fértil, enriquecido con materia orgánica y regado regularmente. Goza de clima tropical húmedo, por lo que su cultivo en zonas más continentales es complicado.
En tiempo seco, quema las puntas de las hojas y deja de crecer. Tampoco tolera la sequía, los vientos o el frío intenso. Al plantarlo preparar bien el pesebre, añadiendo estiércol curtido del corral y harina de huesos, para un buen desarrollo inicial.
Su multiplicación se realiza por capas y por semillas, que se deben recolectar tan pronto como se abran los frutos. Las semillas se pueden remojar en agua limpia durante 24 horas antes de plantar y tienden a germinar fácilmente.