Clavo: la planta
Clavo: historia y propiedades
Ya en el año 2000 a. C. en la China imperial, el clavo se importaba para la preparación de perfumes y por sus cualidades terapéuticas muy apreciadas por la medicina tradicional china. Los romanos también lo importaron por sus propiedades antisépticas, y sobre todo por el dolor de dientes. Los clavos contienen un antioxidante llamado ORAC, que tiene el poder más alto jamás encontrado en la naturaleza. Entre sus nutrientes, el clavo puede presumir de altas cantidades de sodio, proteínas, magnesio, vitamina D y vitamina C. El 80% del aceite esencial que contienen está compuesto por eugenol, sustancia que además de dar el aroma y el aroma intenso típico de esta especia, tiene propiedades antisépticas y anestésicas. También son un excelente repelente de insectos. Publicado en un naranja protege contra las polillas del armario; en un limón en lugar de los mosquitos.
Clavos: para que usarlos
Para aprovechar al máximo las propiedades terapéuticas del clavo, puede tomar el aceite esencial, la infusión o la especia en polvo para usar en la cocina. En cualquier caso tendrás los beneficios de esta planta. Todos lo conocemos por uno de los «remedios de la abuela» como analgésico en caso de dolor dental y bucal. De hecho, si tiene caries, colocar un par de dientes masticados y despulpados cerca aliviará el dolor casi al instante. En caso de gingivitis, use flores de clavel ralladas. Al untar el polvo en las encías adoloridas, no solo calmará el dolor, sino que también tendrá un efecto antiinflamatorio. Estimulan la circulación sanguínea y tienen propiedades antitrombóticas. Alivian los dolores de cabeza y de huesos si tomas aceite esencial. Además, la ingesta habitual en la cocina ayuda a prevenir la pérdida de memoria. Utilizado en infusión, es un excelente digestivo y vigoriza todo el sistema gastrointestinal. Combate la acción de los radicales libres y es un excelente aliado para solucionar todos los problemas del estómago, hígado y sistema cardiovascular.