Niños en la casa
Jugando en el jardin
Un lugar que gusta especialmente a los niños es el jardín; de hecho, en cierto punto se saturan con la situación dentro de la casa y lo que hay que hacer allí. En definitiva, están aburridos, porque su curiosidad no puede alimentarse con cosas nuevas porque ya lo han descubierto todo. Pues bien, en cambio el jardín consigue ofrecerles un espacio siempre nuevo, porque nunca es repetitivo y sobre todo cambia con el tiempo; de hecho, de acuerdo con el método de razonamiento de la mente de los niños, incluso si el jardín es idéntico, pero un día está soleado y otro está nublado, el jardín será completamente diferente. Les encanta el juego de luces y sombras, porque les ayuda a descubrir la forma y el tamaño de las cosas, un factor importante en el crecimiento cognitivo. Pero de todos modos el jardín siempre es diferente, porque cada día crece y cada día cambia; de hecho, una semana pueden encontrarse caminando sobre un césped perfectamente afeitado, mientras que la siguiente será más alto y esto seguramente no se les escapará a ellos ni a sus sentidos tan activos. Por esta razón, una vez que el jardín esté a salvo de los peligros que puede presentar (y aquí nos referimos a una descripción más precisa en otros artículos de nuestro sitio sobre la importancia de guardar objetos y herramientas peligrosos en un armario cerrado con llave), los niños poder jugar, aprender y divertirse en total libertad.
Columpios para niños
Uno de los juegos más queridos por los niños es el del columpio; junto con el tobogán, el carrusel giratorio y algunos más, constituye el grupo de juegos clásicos de los parques públicos que ha hecho crecer y divertirse prácticamente a todas las generaciones de niños hasta ahora. Y en particular el swing sigue siendo muy popular, entendemos por qué. En primer lugar, te permite jugar en compañía de un padre, un hermano o una hermana y un amigo, ya que los que se sientan en el columpio pueden ser empujados y divertidos. Pero no solo eso, la propia dinámica del juego lleva a experimentar dos emociones que provocan a los adultos, y mucho menos a los más pequeños: son la altura y la velocidad. Todo esto hace que se desaten los niños, que compiten por llegar primero al carrusel o por tomar un asiento extra en la cola para acceder a él. Quizás este sea el único defecto del carrusel, que no permite el juego colectivo sino siempre único; y la situación no mejora mucho si tienes más columpios en serie, también porque como máximo puedes llegar a tres o cuatro, por motivos de estrés en la estructura.