Un movimiento internacional con más de 100.000 miembros, «slow food» es una verdadera invitación a volver a aprender a comer mejor. Enfócate en una práctica que rechaza la noción de comida chatarra…
¿Qué es la comida lenta?
La «comida lenta» o «restauración lenta» en francés, es un movimiento basado en el retorno a nuestras raíces, que consiste en comer productos locales saludables. Esta filosofía tiene como objetivo nutrir tanto el cuerpo como la mente en una hermosa armonía con la naturaleza. Creada en Italia hace 24 años, en oposición al establecimiento del primer restaurante de comida rápida en el corazón de Roma, «Slow Food» es constantemente emulada en todo el mundo.
Este movimiento está en contradicción con las nociones de globalización y mundialización que han cambiado gradualmente nuestros hábitos, empujándonos a consumir productos manufacturados ya preparados, procesados, congelados o para microondas. Esta comida basura actual es rechazada por los seguidores del movimiento que quieren revalorizar la producción en pequeña escala y así revivir una economía local respetuosa con el medio ambiente.
¿Quién es el creador del movimiento?
El fundador de «Slow Food» no es otro que Carlo Petrini, que acaba de ser nombrado «Campeón de la Tierra» por las Naciones Unidas. Este premio se le otorgó para destacar su contribución en el campo del medio ambiente y el desarrollo sostenible.
La red de Slow Food de más de 100.000 personas abarca 150 países. Contribuye al imperativo actual de consumo y producción sostenibles, garantizando la seguridad alimentaria y defendiendo las tradiciones alimentarias locales. A largo plazo, esto permite proteger la biodiversidad local, en particular a través de la red «Terra Madre», que se enorgullece de sus 250 universidades y centros de investigación en todo el mundo.
La comida lenta en Francia
En Francia, el movimiento es muy activo y trabaja para promover productos artesanales de calidad. Se divide en «conviviums», es decir, grupos locales que actúan directa y concretamente en cada región. Los miembros del convivium se reúnen con los productores, organizan talleres y degustaciones de productos locales y también trabajan para mejorar la calidad de la restauración escolar.
Otro concepto importante es «El Arca del Gusto», que es un paso estratégico para hacer un inventario completo de los productos tradicionales.
También se han creado centinelas. Cada uno de ellos es, de hecho, un proyecto para salvaguardar la biodiversidad agrícola o para reactivar la economía de un producto específico.
En Francia hay una quincena de centinelas, entre los que se encuentran la urraca negra bretona, la col de Lorient, el queso de Auvernia hecho con la leche de las vacas de Salers, pero también la gallina de Gascuña y el cerdo negro de Bigorre.