Los huertos comunitarios, como su nombre lo indica, son huertos de uso colectivo, cultivados por personas que habitualmente viven en los alrededores o se agrupan en asociación. Son una gran alternativa para dar funcionalidad a los lotes baldíos en las ciudades, poniendo fin a los problemas que generan y trayendo una serie de beneficios a quienes deseen colaborar con la iniciativa.
El funcionamiento de los huertos comunitarios depende mucho de cada situación. Por lo tanto, se pueden cultivar de forma colectiva, con la participación de todos en todas las actividades y la producción compartida, o de una manera en la que el espacio se divide en parcelas o camas y cada individuo o familia es responsable solo de su parte. En muchos casos, el excedente se puede intercambiar o intercambiar por otro alimento o producto.
En el caso de la Unión de Huertos Comunitarios de São Paulo, existen cinco requisitos para que un huerto sea considerado huerto comunitario, según consta en su página en una red social. La primera: que no utilicen insumos químicos y venenos. Segundo: que cultiven en base a principios agroecológicos y permaculturales, respetando la naturaleza. Tercero: que realicen de forma colectiva, colaborativa e inclusiva el uso del espacio, el trabajo, la cosecha y la gestión. Además, promover actividades gratuitas de educación ambiental abiertas al público y, finalmente, compartir la cosecha libremente por parte de los voluntarios y la comunidad.
Cuales pueden ser los beneficios
Dadas las características de este tipo de huertos, los beneficios que generan son evidentes. El principal es el placer de elaborar tus propios alimentos con la garantía de su origen y calidad. Además, el hecho de compartir un mismo espacio con vecinos y otras personas para la producción de alimentos es capaz de generar momentos de integración que cada vez son más difíciles de ver en el día a día de las ciudades.
Las huertas comunitarias contribuyen así a mejorar la vida de los ciudadanos, tanto por los alimentos saludables que pasan a formar parte de su dieta como por la interacción social que genera la actividad. Además, como ya se ha comentado, se pueden crear huertos comunitarios en espacios que no están siendo debidamente cuidados y, de esta forma, es posible potenciar las áreas ubicadas en su entorno.
La creación de huertos comunitarios también trae beneficios para el medio ambiente, siempre que se implementen dentro de los criterios antes mencionados. De esta forma, es posible, por ejemplo, minimizar la producción de residuos e implementar un sistema de compostaje para la eliminación de residuos orgánicos. Además, un dato a destacar es que el cuidado del jardín ayuda a acercar a las personas a la naturaleza y esto puede contribuir a que tomen conciencia de la importancia de la preservación para el mantenimiento de la vida.
Cuales pueden ser las dificultades
Ya está claro los muchos beneficios que puede generar un jardín comunitario, sin embargo, no todo son flores. Esto se debe a que son muchas las dificultades que pueden surgir durante la implementación de este tipo de jardín. Todo comienza con la obtención de terrenos adecuados y su liberación para este fin. De ahí que el mayor desafío que surge es en relación a la organización de las personas.
Para muchos de ellos, la idea puede parecer genial, pero el hecho es que ni siquiera sabrán por dónde empezar. Por tanto, si prevalecen dudas en el grupo, una alternativa es evaluar la búsqueda de apoyo y seguimiento técnico. Además, a la hora de implementar un huerto comunitario, es necesario prestar atención a algunos aspectos organizativos. Un ejemplo de esto es el pago por agua para regar las plantas. En este sentido, es importante acertar desde el principio para que no se cree una situación injusta que pueda ser motivo de desacuerdo entre los participantes de la iniciativa.
También es necesario pensar en el mantenimiento del jardín a medio plazo. Eso es porque la idea puede entusiasmar a todos al principio, pero solo aquellos que estén debidamente interesados en cosechar los beneficios de un jardín comunitario la llevarán adelante. En este sentido, la cultura del individualismo es una de las dificultades a superar. Entonces, para continuar con el proyecto de un jardín comunitario, es necesario que haya un grupo de personas que de hecho estén comprometidas con la iniciativa o, de lo contrario, la propuesta puede terminar en frustración. Finalmente, la dificultad que enumeramos es la posibilidad de robo y depredación, que puede requerir algún tipo de vigilancia en caso de que se convierta en un problema recurrente.
Apoyo a la iniciativa
A medida que aumenta la conciencia de la importancia de contar con espacios como jardines comunitarios, también aumentan las iniciativas para apoyar la implementación y mantenimiento de estos lugares. Vienen del gobierno, empresas privadas, ONG, instituciones religiosas y asociaciones de vecinos, entre otros. Por lo tanto, una sugerencia que queda es verificar si existe alguna organización que brinde este tipo de apoyo en su región. Esto se debe a que el intercambio de experiencias puede ser muy beneficioso, ayudándote a cosechar los beneficios de la iniciativa e incluso permitiendo la formación de una cadena de huertos comunitarios en toda la ciudad. ¡Tú ganas y el medio ambiente gana!
MÁS CONTENIDO: Aprende a preparar un huerto
* Con información de la publicación Hortas: pregunta el productor, responde Embrapa / redactores técnicos, Gilmar Paulo Henz, Flávia Aparecida de Alcântara. – Españaia, DF: Información Tecnológica Embrapa, 2009.
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