El jardín Zen tal y como lo conocemos hoy en día tiene sus raíces en el siglo XIII, pero los principios que los guían son tan ciertos hoy como ayer. Crear tal espacio, que uno quiere ser tranquilo y estéticamente agradable, es una experiencia tan serena y gratificante como su propio mantenimiento.
El propósito principal de un jardín Zen, o «jardín seco», es ser un lugar de meditación y contemplación. Una de sus grandes ventajas es que no necesita mucho espacio para crearlo, puede estar fuera de su casa o incluso dentro, lo más importante no es su tamaño, sino los elementos que lo componen. En la creación de su primer jardín Zen hay tres aspectos esenciales a considerar: espacio, fluidez y simplicidad.
- El primer paso es decidir la ubicación y el tamaño de su jardín Zen, considerando el espacio que tiene disponible y el tiempo que tendrá que dedicar a esta pequeña maravilla de la naturaleza. Puedes proporcionar una parte de tu jardín o empezar con un jardín Zen en miniatura que puedes poner en tu escritorio, por ejemplo. No olvides que el jardín Zen es sobre todo un lugar de paz, así que si tienes niños o mascotas, considera bien tu ubicación. Los pasos a seguir serán los mismos, aunque a diferentes escalas.
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La mayoría de los elementos necesarios para crear un jardín Zen se pueden comprar en jardinerías, tiendas de bricolaje y ferreterías. Lo que necesitarás para empezar:
- Madera o un gran ecipiente r
- Clavos, tornillos o pegamento para madera
- Herramientas apropiadas
- Material de protección contra las malas hierbas
- Rastrillo
- Arena, grava, rocas, piedras y otros elementos decorativos
- Iluminación
- Paciencia
- Usando los tamaños de madera apropiados, crea el molde deseado para contener la arena y otros elementos que formarán tu jardín Zen. Usar las largas tablas de madera para construir una caja lo suficientemente profunda para contener unos diez centímetros de arena. Una vez construido el molde, que puede ser cuadrado, rectangular u octogonal, se puede pintar o barnizar la madera para un acabado más perfecto. Si la idea es tener un jardín Zen en miniatura, puedes construir tu propio molde de madera o elegir entre una variedad de contenedores adecuados. Si prefiere un contenedor de mimbre, por ejemplo, tendrá que forrarlo con un plástico para evitar que la arena se suelte.
- Los jardines zen seducen principalmente por su limpieza y sus líneas simples, así que si se construye uno al aire libre, hay que proteger este espacio de las malas hierbas. Para evitar que las malas hierbas destruyan su jardín, forre el molde con plástico negro, varias capas de papel de periódico o su propia barrera antihierba, que puede comprar en tiendas especializadas.
- Llena el contenedor con arena hasta arriba, poniendo una buena capa en el fondo. Usando el rastrillo, distribuya la arena uniformemente. Si quieres, puedes añadir grava para dar a la arena una mayor consistencia y equilibrio. Cada uno de los elementos que se encuentran en un jardín Zen tiene su propio simbolismo, con la arena y la grava representando el agua, que a su vez simboliza la paz y la tranquilidad de la mente y el espíritu.
- Las rocas son piezas centrales en un jardín Zen y simbolizan las montañas como el elemento predominante de la naturaleza. A éstas se añaden piedras decorativas de varios colores, tamaños y texturas; pequeños troncos, con o sin musgo; un elemento verde como una planta o un bonsái; estatuas, faroles, puentes o elementos con agua. El rastrillo en sí es a menudo una pieza que también decora el jardín. En el fondo, quieres un escenario visualmente agradable, así que experimenta con los diferentes elementos sin llenar demasiado el espacio. Un jardín minimalista acentuará el flujo de líneas y objetos.
- Las rocas y piedras son mejores si las sumerges, parcialmente, en la arena. No los coloques en el centro del contenedor, sino más a los lados. Se dice que para tener suerte, debes usar un número impar de rocas, posicionándolas asimétricamente. Los budistas creen que cada piedra tiene una «cara feliz», es decir, las examinan desde cada ángulo para determinar su «mejor lado». Tradicionalmente, los arreglos Zens se componen de cinco grupos de tres piedras cada uno. Experimenta para ver cómo te gusta más y no olvides que la idea es mantener el jardín lo más simple posible.
- Las luces y sombras dan un aire muy peculiar e incluso misterioso a los jardines zen, permitiendo disfrutar del espacio por la noche. Puedes añadir algunos puntos de luz eléctrica (las lámparas de color son una opción interesante) o velas, para un efecto visual espectacular, ¡especialmente bajo las estrellas!
- Utilizando el rastrillo «peine» la arena, formando los más diversos patrones: un diseño largo y curvo representa aguas agitadas, mientras que las líneas rectas simbolizan aguas tranquilas. Varían, creando diferentes efectos en la arena para acentuar diferentes partes del jardín o para renovar su apariencia general. ¡Cambia de aspecto tan a menudo como quieras!
- Ahora sólo disfruta de tu jardín Zen, piérdete en su belleza, mientras te relajas y meditas. El trabajo de mantenimiento y experimentación en sí mismo es un poderoso antiestrés y debería ser divertido. Busca y conoce otros jardines para encontrar inspiración e ideas nuevas: añade o quita elementos cuando quieras, cambia los diseños en la arena, adapta el jardín a tu estado de ánimo. ¡Disfrute!