Alcanfor: características generales
Árbol de alcanfor: cultivo
El cultivo del árbol de alcanfor puede realizarse tanto en el suelo como en macetas, como el bonsái. Este ejemplar debe plantarse en un lugar parcialmente sombreado o a pleno sol; No hay que preocuparse por los climas fríos porque son capaces de soportar bajas temperaturas, sin embargo, hay que tener mucho cuidado con las heladas que se producen durante la temporada de primavera ya que pueden arruinar los nuevos brotes. No necesitan cuidados culturales específicos como la poda o la fertilización, los riegos deben ser regulares solo para ejemplares jóvenes aún en fase de desarrollo, mientras que los árboles de cierta edad son capaces de soportar incluso largos periodos de sequía. Dado su desarrollo, se suele plantar en parques públicos o en grandes espacios. En cuanto al suelo, el alcanfor prefiere suelos ligeramente ácidos, sueltos, frescos y bien drenados. Conviene mezclar abono orgánico maduro, arena o piedra pómez con la tierra, para que quede bien drenado y evite uno de los problemas más temidos: el estancamiento del agua que puede provocar la muerte.
Árbol de alcanfor: multiplicación
La multiplicación del árbol de alcanfor ocurre por semillas o esquejes semi leñosos. Las semillas se pueden tomar directamente de la planta cuando los frutos alcanzan la madurez, asumiendo un color típicamente negro. La pulpa que los rodea se elimina y se siembra colocándolos en un suelo bien drenado y con una ligera humedad para facilitar su germinación. El corte se practica durante el final de la temporada de primavera y el comienzo de la de verano. Se corta una rama joven, se coloca en una maceta que contiene tierra de jardín mezclada con arena o piedra pómez, se riega prestando atención al estancamiento del agua, y solo después de que produce un sistema de raíces autónomo, se puede plantar en el suelo. También en este caso, la planta debe regarse con regularidad pero teniendo cuidado de no pudrir las raíces.