Tipos de plantas acidófilas
Acidificación del suelo
Un método natural para acidificar y fertilizar el suelo al mismo tiempo es el uso de posos reciclados de la máquina de café. También puedes recurrir al uso de sustancias líquidas como el jugo de las naranjas sobrantes, el limón o incluso el de los tomates, tratando de utilizar los estropeados para evitar desperdicios innecesarios. Alternativamente, podemos adquirir un producto específico para administrarlo en el suelo, en campo abierto o en macetas. Para el cultivo doméstico de plantas acidófilas, se recomienda un suelo diferente al universal utilizado para hortalizas. El suelo específico para plantas acidófilas, con características de composición más adecuadas, se encuentra muy fácilmente en el mercado. La fertilización también debe respetar los parámetros de acidez, agregando gradualmente estiércol maduro a la tierra para que la tierra absorba los nutrientes. Alternativamente podemos recurrir a una pcciamatura ácida, con corteza de árboles de esta especie como abetos y robles.
Riego y drenaje de suelos
El suelo para el cultivo de plantas acidófilas debe prepararse previamente. En macetas utilizaremos el suelo específico, suave y ligero, que además hará que el sistema radicular se desarrolle adecuadamente. En campo abierto tendremos que evitar zonas caracterizadas por la presencia de terrones áridos, trabajando la tierra en profundidad e intentando hacerla lo más friable posible. El riego debe hacerse con regularidad sin exagerar. También tendremos que tener en cuenta la estacionalidad de las lluvias. Dependiendo de la región en la que vivamos, durante los períodos más húmedos del año, la precipitación atmosférica puede ser suficiente. En el caso de que tengas macetas colocadas en zonas resguardadas, es recomendable regar con regularidad de forma periódica para evitar fluctuaciones de agua. El agua estancada es muy peligrosa para las plantas acidófilas. Por tanto, el suelo debe garantizar un excelente drenaje.